Entrar a eBay (en www.ebay.com) siempre me he sentido como si entrara a un mall mundial, hay tantas cosas que ver... así estaba un día, inocente y desprotegida cuando de pronto llegué a la categoría de las miniaturas y yo sin saber de su existencia.

Las miniaturas son unas preciosidades que como su nombre lo indica, son minis, pequeñitas, reducidas a algo que cabe en la palma de tu mano pero eso sí, sin escatimar en detalles.

Las hay desde casas con varios ambientes hasta pequeños huevitos de pascua que encierran todo un mundo, casi no pude creer que existiera algo tan deliciosamente complicado de crear, entre millones de miniaturas para armar, elegí una que se veía encantadora, era una lata (siempre me han gustado las latas con diseños, el sonido del metal que parecen campanadas) que contenía (si habías logrado seguir todos los pasos) un hotel enclavado en un paisaje nevado, con recibimiento, sala de estar, estudio, dormitorio y claro, el infaltable balcón. Todo esto rematado con pequeños muebles diseñados para unos blancos conejitos que iban a vivir ahí.

No faltaba nada, era increíble, las puertas, las barandas, el mantel de la mesa del comedor, las sillas, la tacita de café, la nieve que había caído al techo y a las montañitas.

Armarlo me tomó mucho tiempo obviamente, ya que era la primera vez que intentaba algo así, mis dedos se me veían muy grandes para tan pequeñas piezas así que necesité pinzas para sujetar muchas de las cosas que se me pegaban a los dedos en lugar de entre ellas como las instrucciones indicaban. Terminé exhausta, encendí las lucecitas y contemplé mi obra, cerré la tapa y el encantador sonido de la lata me hizo saber que era algo que quería volver y volver a hacer por siempre.

Siempre dije que hay que tener algo más para poder encontrar la belleza en una miniatura, solo algunos elegidos las encuentran tan fantásticas como yo... y algunos nomás tendrían la paciencia para armarlas, algunos como yo.