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La Leyenda de Zelda: Breath of the Wild


Un videojuego que ni he jugado y que me parece muy triste

Somos aficionados a los videojuegos, yo desde muy pequeña cuando conocí el Atari con sus dos mandos con palanquita y su único botón rojo que servía para saltar, disparar, comer y un largo etcétera. Un día, cuando de tanto matar navecitas, la palanca se rompió, desarmamos el mando y como no tenía arreglo, me quedé jugando con el mando abierto presionando los pequeños fierritos, muy sorprendida de no haberme electrocutado pero más contenta de poder continuar aún jugando.

Casi cada día y por varios meses, al volver del colegio, luego de terminar mi tarea, ordenar todo lo ordenable, cogía el aparatito mágico y disfrutaba mucho de sus juegos, horas de diversión en el televisor que me habían jurado que un día iba a explotar por haberme atrevido a usarlo para videojuegos, y como yo le creía a mi mamá, eso también le creí.

Recuerdo bien un viernes, creo que era el día cívico de algo y yo había logrado escabullirme por la puerta de atrás de mi colegio y salir a la libertad en lugar de tener que soportar la insolación y lo peor de todo, los mismo números de poesías, bailes y danzas de siempre que me mataban de aburrimiento; volví a casa y encendí el Atari (sin saber que esa iba a ser una de las últimas veces que podría hacerlo) y me sumergí en un juego que me había capturado, los personajes (si es que se les puede llamar así a ese conjunto de cuadraditos) eran aparentemente unos patos que tenían que caminar en un laberinto de pasadizos y puentes, buscar llaves, abrir puertas y llegar a algún lugar infinitamente lejano. Ya me conocía muchos de esos caminos, ya sabía a donde ir y qué hacer, llegué a la habitación en que había una llave que me iba a permitiría abrir una gran reja de un castillo, estaba ya cerca evadiendo a otro pato con cara de malo que me quería matar, me acerqué demasiado a la llave con el pico ¡y el pato se la traga! eso es algo que nunca me había pasado, sabía que el pato podía comerse cosas pero no me comí nunca la llave, pero como no sabía si la iba a poder vomitar luego solo tocaba reiniciar el Atari y volver a comenzar desde el inicio, ni modo.

Grande fue mi sorpresa cuando al haber reiniciado el aparato, haber elegido el juego y estar por comenzar la aventura de nuevo como había hecho millones de veces, el pato seguía en esa misma habitación en que lo había dejado y con la llave en su estómago (sí, se veía que lo tenía en su estómago), presioné el botón de reiniciar unas veces más pero nada, el juego no reinició al comienzo nunca más. Aparentemente se había "guardado" justamente en ese momento y no había forma de reiniciarlo. Apagué el Atari y a la semana lo encendí de nuevo pero nada había cambiado, el pato seguía con la llave en la panza y la decepción en mi cara.

Es cierto que habían más juegos pero algo había muerto de alguna forma, ya no tenía tantas ganas de jugar y poco a poco acabé por no volver a encenderlo más. Cuando conocí a mi esposo, una de mis primeras preguntas fue ¿el Atari tenía memoria?, ¿se podía Guardar el avance del juego? él me dijo que no, que de ninguna manera y al contarle lo que había pasado años atrás lanzó la teoría de que quizás por estar recalentado el aparato (yo jugaba por horas) pudo haberse soldado algo quizás. Nunca supe la verdad y nunca jugué en un Atari original, yo solo tuve una copia.

Luego del Atari llegaron consolas más divertidas y la marca Nintendo comenzó a sonar como sinónimo de videojuegos, yo moría por un Nintendo -sea lo que sea que fuere- pero dada la animadversión de mi familia a esas cosas, nunca pude obtenerlos como regalo de Navidad o de cumpleaños, tuve que ahorrar mucho para comprarme yo misma esos juguetes caros, en total me compré 4 en toda mi vida porque luego de algunos meses, dejaban de funcionar sin razón. Mi esposo me dijo posteriormente que en realidad yo los recalentaba al usarlos por tantas horas seguidas, que no estaban hechos para estar encendidos tanto tiempo seguido, y yo que vengo a enterarme de eso recién ahora (también me enteré de que, al igual que el Atari, mi supuesto "Nintendo" era otra copia).

Si tuviera que nombrar mi videojuego favorito yo diría que es la saga de Mario Bros., he jugado miles de horas saltando abismos, volando, recogiendo trillones de moneditas, rompiendo bloques, llegando a la meta y salvando a la Princesa Peach del malvado Bowser y sus secuaces, y nunca me canso. Mi esposo juega con soldaditos (terriblemente aburrido) y mi hija también es fan de Mario pero últimamente conoció otros juegos como la saga de Zelda, concretamente La Leyenda de Zelda: Breath of the Wild.

Este juego de exploración libre es demasiado grande para mi, veo como juega y no me da ganas de probarlo, he intentado darle una oportunidad pero hay cosas que no me cuadran, no me gusta como la cámara se mueve todo el rato cambiando de ángulo y forzándome a recambiarlo todo el tiempo para que quede atrás de Link, no me gusta que no haya un camino único marcado para seguir, no sé a donde ir y no me gusta que el mundo se vea tan grande, siento que no podré saber cual es el camino correcto porque a mi me gusta saber a donde voy, me gusta seguir órdenes e instrucciones, me gusta saber que me digan qué debo hacer o por lo menos descubrirlo en algún momento pero ese juego no es así.

Para mi hija, ese juego se convirtió en uno de sus favoritos, mi esposo le enseñó que en el Internet hay videos que te indican como superar algunas cosas porque ya otros jugadores lo han hecho antes y que también se pueden encontrar los recuerdos de Link para verlos todos y descubrir que pasó porque el protagonista parece haber perdido todos sus recuerdos. Ella comenzó a contarme cada día algo de su juego, de los personajes, de algunas curiosidades, de los secretos, de como avanza en el juego poco a poco descubriendo cosas y mucho más.

Una noche, antes de dormir, me dice que busque en YouTube los recuerdos de Link, que quería que los veamos juntas y yo acepto pensando en que no tendría nada de malo y que hasta podría ser interesante. Sinceramente esperaba no aburrirme mucho porque de ese juego ya había oído suficiente los últimos 10 días. Entonces supe todo.

La historia es grande y tratar de contarla aquí sería infructuoso, pero trataré de esbozar un poco lo que vi en ese video. La historia es épica y clásica, hay un villano que quiere reinar el mundo y del lado de los buenos, hay guerreros que luchan contra él, hasta ahí todo suena trillado pero luego me presentaron a "los 4 elegidos", 4 héroes que deciden hacerle frente a Ganon con toda su habilidad y pericia, con valentía y honor, todos se hacen amigos entre sí y confían en que lo podrán derrotar, hacen bromas, planean cosas, se hacen querer hasta por mi. De pronto ya conozco sus nombres, Revali, Urbosa, Mipha y Daruk, me rio de algunas cosas y veo como avanza todo, veo al hermanito de Mipha que es un niño dulce con una sonrisa preciosa, su hermana le dice que quiere enseñarle a nada rio arriba, que se sujete bien a su espalda y aunque tiene miedo, lo hace, entonces Mipha le dice que tiene que ser valiente que si a ella le pasara algo, él tendría que ser el rey cuando sea mayor y todo está muy bien. Poco a poco se ve que Mipha está enamorada de Link y que podrían tener un hermoso futuro juntos luego de acabar con Ganon.

Un día parece que Ganon despierta y entre cortes de escenas vemos como se disponen a pelear, nadie se despide de nadie porque con las bestias divinas es imposible perder, lo siguiente que se sabe es que los elegidos han muerto, mi hija me cuenta que sus espíritus han quedado atrapados en las bestias divinas y que hay que liberarlos. Ya con un gran nudo el garganta recuerdo al niño, al príncipe Zidón, y pienso en que su hermana ha muerto y casi siento como ha debido ser valiente desde entonces sin su hermana, como Mipha nunca más habrá podido hablar con Link y que su futuro juntos se desvaneció totalmente, en que los elegidos no volverán a caminar juntos por Hyrule y que solo estarán en nuestros recuerdos.

Siento que han muerto en realidad, que han existido y que ya no existen más, en que eran buenos y han muerto y los extraño y quisiera no haberme enterado nunca de nada de eso. Destrozada termino de acostarla y me voy en estado de shock, ¡y yo que pensé que sería aburrido! me duele de la forma en que me dolió ver al Dr. House quedarse solo, me duele como me duele ver morir a muchos de mis personajes favoritos, como me duele terminar una historia o una serie y desde ese día le tomé más cariño al juego que ni he jugado.

Mi hija me comenzó a pedir que le fabrique muñecos de su videojuego y yo siento que ahora sí los tengo que hacer, comencemos con algo fácil le dije y elegimos unos cubos-morsas, juguete de la habitación de Riju, la actual matriarca de Gerudo y rápidamente lo terminé, quiero creer que me quedaron bien aunque no se parece mucho al modelo original. A ella le gustó y yo quedé satisfecha pero siempre queda punzándome ese pequeño dolor tonto que sentí esa noche al ver los recuerdos de Link, aún no lo supero y me rio de mí misma al pensarlo, al recordarlo, al saber que no podré superarlo en mucho tiempo.

 

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